III DOMINGO DE CUARESMA | |
INTROITO | Salmo 24:15-16; Salmo 24:1-2 |
EPÍSTOLA | Efesios 5:1-9 |
GRADUAL | Salmo 9:20; Salmo 9:4 |
TRACTO | Salmo 122:1-3 |
EVANGELIO | Lucas 11:14-28 |
Reflexión dominical
Jesús fue acusado de hacer el mal cuando en realidad está haciendo el bien. Expulsó un demonio de un hombre mudo para que pudiera hablar (Lucas 11:14-28). Pero algunos dijeron que Jesús hizo esto por el poder de Beelzebú, príncipe de los demonios.
Aquellos que acusaban a Jesús no reconocieron el dedo de Dios, el poder del Espíritu Santo obrando en y a través de Jesús. Jesús es el verdadero Hombre y Dios que vence al mal. Él toma la armadura del diablo, de pecado y muerte, y la destruye de adentro hacia afuera por medio de la Santa Cruz.
En nuestro bautismo nos exorciza y nos libera mediante el agua y la Palabra. En otro tiempo éramos tinieblas, pero ahora somos hijos de la luz en Cristo (Efesios 5:1-9). Como hijos de la luz, nuestras lenguas están libres para dar gracias a Aquel que nos salvó y para dar testimonio de Él a todas las naciones.
Autor: Reverendo Mario Sánchez Caballero