II Pasión – Dios se hace grande en la humildad

II DOMINGO DE PASIÓN O DOMINGO DE RAMOS

INTROITO
Salmo 21:20-22; Salmo 21:2
EPÍSTOLA
Filipenses 2:5-11
GRADUAL
Salmo 72:24; Salmo 72:1-3
TRACTO
Salmo 21:2-9.18-19.22.24.32
EVANGELIO
Mateo 26:36-75; 27:1-60

Reflexión dominical

“He aquí que vuestro Rey viene a vosotros…humilde y montado en un asno” (Zacarías 9:9-12; Mateo 21:1-9). Nuestro Señor cabalga así de humilde porque entra en Jerusalén para humillarse hasta la muerte de cruz (Filipense 2:5-11).

Su corona real no será de oro, sino de espinas, signo de la maldición del pecado. Su reinado real se manifiesta al soportar esta maldición por su pueblo, salvándonos de nuestros enemigos con el sacrificio de su propia vida. El sin pecado toma el lugar del pecador para que éste pueda ser liberado y llevar el nombre de “Barrabás”, “hijo del Padre” (Mateo 26 y 27).

Es ante el nombre de este exaltado Salvador, Jesús, ante el que nos inclinamos con humilde fe. Con el centurión que declaró: “¡Verdaderamente éste era el Hijo de Dios!”. (Mateo 27:54), también a nosotros nos es dado confesar que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre (Filipenses 2:11).

Autor: Reverendo Mario Sánchez

 

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