IV DOMINGO DE CUARESMA | |
INTROITO | Isaías 66:10-11; Salmo 121:1 |
EPÍSTOLA | Gálatas 4:22-31 |
GRADUAL | Salmo 121:1; Salmo 121:7 |
TRACTO | Salmo 124:1-2 |
EVANGELIO | Juan 6:1-15 |
Reflexión dominical
Dios proveyó pan del cielo a Su pueblo en el desierto (Ex. 16:2-21). Ahora, Cristo es el pan vivo del cielo, que suministra milagrosamente pan para los cinco mil (Juan 6:1-15).
Esto sucede cerca del tiempo de la Pascua, después de que una gran multitud había seguido a Jesús a través del mar, y cuando subió a un monte. Jesús es nuestro nuevo y más grande Moisés, que nos libera de la esclavitud del monte Sinaí y nos hace hijos libres de la promesa (Gálatas 4:22-31).
Cinco panes pasan a ser doce cestas, es decir, los cinco libros de Moisés (pentateuco) encuentran su cumplimiento en Cristo, cuyo pueblo continúa firmemente en la doctrina y la comunión de los doce apóstoles, y en la fracción y recepción del pan de vida, que es el cuerpo de Cristo junto con Su preciosa sangre.
Autor: Reverendo Mario Sánchez