Reflexión dominical: 1º Juan 3:13-18 / Lucas 14:16-24
La sabiduría ha pronunciado una invitación a la fiesta de bodas: «Venid, comed de mi pan, y bebed del vino que he mezclado. Dejad la simpleza y viviréis, avanzad por los caminos del discernimiento» (Proverbios 9: 5-6). Este es el llamado del Espíritu de Cristo para creer en el Evangelio y recibir sus dones salvadores en el Sacramento de la Santa Cena.
Muchos buscan una excusa y rechazan esta invitación, como lo hicieron los judíos en los días de Jesús, pero la casa del Maestro estará llena. Por lo tanto, el Evangelio se dirige a los humildes y despreciados, a las carreteras, incluso a todos los gentiles (Lucas 14:15-24). Porque «por Cristo Jesús, vosotros, que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido acercados por la sangre de Cristo» (Efesios 2:13-22).
En Cristo, los judíos y gentiles creyentes ya no son extraños sino miembros de la familia de Dios. Habiendo sido reconciliados en el único Cuerpo de Cristo, podemos amarnos mutuamente (1º Juan 3:13-18) mientras esperamos la fiesta de bodas del Cordero en Su reino, que no tendrá fin.
Autor: Reverendo Mario Sánchez Caballero
Citas bíblicas: Biblia de Navarra, 2004 ©
