Reflexión dominical: Mateo 9:1-8
El Señor no nos exige que subamos hasta Él; por su misericordia desciende hasta nosotros (Génesis 28:10-17). La escalera en el sueño de Jacob no era para subir; era el medio por el cual el Señor vino a bendecir a Jacob. Este acontecimiento se cumple en Cristo, que descendió de su trono para salvarnos y bendecirnos.
Por su encarnación, Él es el puente eterno entre el cielo y la tierra.
“El Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados” (Mateo 9:1-8). Jesús perdonó los pecados al paralítico. También curó y restauró el cuerpo de este hombre. Porque donde hay perdón de los pecados, hay también vida y salvación.
El Señor sigue teniendo poder en la tierra para perdonar los pecados. En el sacramento de la Santa Absolución, Él resucita al hombre nuevo (Efesios 4:22-28) y otorga la medicina curativa que traerá nuestra resurrección en el Último Día. Así decimos con Jacob: “¡Esta no es otra que la Casa de Dios, y esta es la Puerta del Cielo!” (Génesis 28:17)
Autor: Reverendo Mario Sánchez
Citas bíblicas: Biblia Conferencia Episcopal Española, 2011 ©